Estamos viviendo una realidad que nos ha puesto a prueba en todos los escenarios de nuestra existencia, permitiéndonos por encima de cualquier cosa valorar la vida y la salud como bienes atesorados, apreciando la importancia de la familia, nuestros seres queridos, la amistad, los diálogos, los abrazos y todo aquello que nos alimenta el espíritu y el corazón. Los cambios a los que nos hemos visto avocados se han dado de una forma tan rápida que hace unos meses ni siquiera lo imaginábamos, la incertidumbre y el desconcierto nos ha acompañado día y noche, sin embargo han sido una gran oportunidad para transformarnos y adaptarnos a este nuevo momento, hemos incrementado el uso de la tecnología poniéndola a nuestro favor para acortar las distancias entre los nuestros, para continuar con rutinas de estudio académico, práctica de seminarios y cursos, gestiones laborales, emprendimientos y hasta para disfrutar del ocio.
El sector justicia no ha sido la excepción frente a los cambios, ha habido parálisis en un gran porcentaje de la actividad judicial, abriendo las puertas para aprovechar las herramientas digitales con las que ya contábamos pero que estaban un poco rezagadas, el entorno virtual ahora es la plaza que más visitamos; hay más frecuencia de consultas jurídicas online, webinars ofrecidos por variadas entidades y sobre diferentes materias que permiten estar en constante actualización, aplicación de la firma digital y electrónica en documentos, reuniones virtuales por Zoom , Microsoft Teams, Google Meet, BlueJeans, Skype Empresarial entre otros muchos.
He podido apreciar cambios muy favorables en la prestación del servicio de diferentes entidades públicas y privadas por medio de los canales virtuales, la Superintendencia de Industria y Comercio por ejemplo es una de mis favoritas; con su plataforma SICFACILITA prestan un servicio diligente, eficiente y oportuno en la atención de quejas por infracción a los derechos del consumidor Ley 1480 de 2011, poniendo a disposición un chat de mediación- conciliación para dirimir allí el conflicto jurídico y encontrar soluciones, evitando así litigios innecesarios y resolviéndose las inconformidades de los consumidores en un tiempo prudente, he accedido a servicios por los canales electrónicos de entidades como la Cámara de Comercio, empresas de servicios públicos, notarías, algunos juzgados quienes -utilizando la palabra de moda- se reinventaron para dar respuestas ágiles y oportunas atendiendo incluso por medio de sus redes sociales.
En esta ocasión los abogados estamos asumiendo y adoptando una mentalidad digital; construyendo, evolucionando, fortaleciendo y «aprehendiendo» el uso de las herramientas tecnológicas para lograr una mejor comunicación y optimizando la prestación de los servicios jurídicos adaptándolos a las nuevas realidades y necesidades; preservando la salud, la vida, valorando y respetando el tiempo. Estoy abierta y atenta a conocer las necesidades e intereses de los usuarios, ya que todos deseamos continuar con el desarrollo de nuestra vidas de una forma dinámica, provechosa y ante todo segura.